No es una era de cambios; es un cambio de era.
El mundo está evolucionando a un ritmo cada vez más acelerado. A esto, a este momento actual en permanente transformación, lo llamamos VUCA (por sus siglas en inglés de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad).
Según un estudio de Constellation Research, en 1958 las empresas que formaban parte del S&P 500 gozaban de una esperanza de vida media de 61 años. En 1980 la cifra cayó hasta los 25 años; y hoy, es de esperar que ninguna de ellas sobrevivirá más de 18 años. Los motivos de este cambio son diversos. El crecimiento exponencial de las tecnologías de la información, ha derrumbado la seguridad relativa en la que operaban las grandes corporaciones. Esta incertidumbre no sólo se da en el plano tecnológico.
Cuestiones políticas, como el avance del populismo en Europa o el Brexit, económicas, como la crisis de 2008 o la irrupción del gigante chino, ponen en entredicho la confianza en la globalización y el propio sistema capitalista. El cambio climático o el envejecimiento de la población en Occidente son la guinda de un cóctel de escenarios futuros inciertos. La respuesta de las organizaciones más innovadoras ha sido adoptar recursos que permiten agilizar sus procesos para ajustarse a los cambios de manera iterativa. La transformación digital, las metodologías lean y agile, y sobre todo el diseño centrado en las personas, deben formar parte de la caja de herramientas de cualquier organización que pretenda perdurar.
Sin embargo, en este contexto de agilismo y cambio constante, las compañías corren el riesgo de perder su visión y vagar sin rumbo por un mercado incierto. Aquí es donde cobra un papel cada vez más relevante el futures thinking o diseño de futuros. Una combinación entre la prospectiva estratégica y el design thinking que busca aplicar técnicas de diseño en el largo plazo.
El objetivo no es predecir el futuro (eso es imposible), sino estudiar sus diferentes posibilidades de la manera más estructurada posible. A través del análisis de tendencias y señales de cambio, se trata de identificar los escenarios más favorables, tomar decisiones que nos lleven hacia ellos y orientar a las personas en esa dirección. Cuando hablamos de futuros el plural es importante. No hay un único futuro. Por eso no podemos predecirlo.
Futures
Thinking
“La efectividad operacional, sin estrategia, conduce a la convergencia estratégica: los competidores convergen en la misma forma de aprovechar las oportunidades, cayendo en una competencia destructiva”
Michael Porter
Si miramos al futuro desde el presente, podemos representar el tiempo como un cono, cuanto más lejos miramamos, mayor es la incertidumbre y se multiplica el número de posibilidades. A través de esta representación podemos clasificar varios tipos de escenarios de futuro:
Preferibles:
Aquellos más deseables por una persona o colectivo.
Plausibles:
Los que por su relevancia deben ser tenidos en cuenta.
Probable:
Tienen muchas posibilidades de convertirse en realidad.
Posibles:
Prácticamente cualquier futuro que imaginemos.